Campesinos colombianos piden ayuda durante la pandemia
Es innegable que Colombia es un país con alto potencial de producción agrícola, antes de la pandemia se descargaban todos los días camiones llenos de diversa riqueza gastronómica en las plazas de mercado. Podríamos decir con orgullo que tenemos una de las despensas más ricas del mundo y que no nos hace falta nada. Pero todo cambia cuando las voces de protesta de los campesinos no escatiman en exponer una impotente realidad que ha estado latente durante décadas: la falta de inversión por parte del estado en el fortalecimiento de la producción local.
La pandemia ha
hecho que todos los puntos de dolor de cualquier industria se intensifiquen, y
en el caso de los campesinos hablamos
de una soberanía alimentaria que pide atención a gritos.
Por un lado, se
han hecho virales videos de campesinos
que han sufrido pérdidas monumentales de sus cosechas, manifestando que no
hay quien compre y que el incremento de los agroinsumos, sumados a las
restricciones en el transporte y las inclemencias del clima, han detonado una
crisis insostenible. Según la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), después de encuestar al menos 1.086 productores de 20
departamentos del país se determinó que el 87 por ciento ha sufrido las
consecuencias de la crisis.
Además, MinAgricultura
anunció la eliminación completa de los
aranceles en relación con la
importación de materias primas como el maíz amarillo duro, el sorgo, la
soya y la torta de soya, según el Decreto 523 del 7 de abril de 2020. La
respuesta del gremio no se hizo esperar, a través de la Alianza por la
Agrodiversidad de la que hacen parte 19 organizaciones, expresaron que la
medida, por ahora transitoria y soportada en la pandemia, es inconstitucional.
La medida
adoptada por el gobierno hace que no sea rentable sembrar maíz, afectando
notablemente la producción nacional. En Colombia, donde se vive una fuerte
cultura gastronómica alrededor de este producto histórico que ha permitido
bautizarnos como ‘Hijos del Maíz’, se
importa el 85% del maíz que se consume, según el portal Semana Sostenible.